El surgimiento del video-arte se relaciona con el desarrollo de mediados del siglo XX de las nuevas tecnologías de grabación, reproducción y transmisión de imágenes y sonido. La aparición de la fotografía y el cine constituyen las primeras revoluciones tecnológicas de la imagen, siguiéndole, en la década de 1930 la aparición de la televisión.
En un principio el video se produce como una manifestación artística paralela y relacionada a la televisión convencional, compartiendo sus instrumentos de grabación y producción, pero que – adelantando lo que después conlleva a una revolución de su producción y lo que en tendemos hoy por videoarte- consigue resultados visiblemente distintos. Desde sus inicios la utilización del video comienza a vincularse con las vanguardias artísticas y las artes visuales en un territorio multidisciplinario: música, fotografía, publicidad, dibujo, variados convergen en una sola salida que potencia cada una de sus partes, aunque en su surgimiento era la vinculación a la música la que prevalecía.
El videoarte se inspira principalmente en manifestaciones artísticas, plásticas, el arte minimal, el arte conceptual, la performance, la música y el teatro, creando sus propias variantes como la video-instalación, la video –performance y la video-danza. Se pueden destacar dos categorías de trabajo: el video-acción vinculado con las diversas modalidades de las artes de acción como performances, fluxus, body art y land art; y el video experimental, que utiliza este soporte recreando la imagen tratada electrónicamente, lo que permite al autor gran cantidad de manipulaciones. Donde el video se constituye no sólo como una herramienta de registro de otro problema si no como obra en sí mismo, en su forma, en sus sonidos, en su mensaje
